Cuando no se tienen ideas o se vive en un ambiente de desinformación, es fácil perder el sentido común. Infelizmente, es lo que está sucediendo en el mundo entero a caballo de una serie de sofismas que se manejan convenientemente para seguir con el sistema de explotación del hombre por el hombre.
Desde los "gremialistas", que más estrictamente habría que llamarlos contrabandistas, vendedores de contrabando o piratería e informales de la economía legal e institucional; hasta los politiqueros que quieren que las autoridades renuncien a la soberanía nacional y amplíen el ambiente de impunidad, concediendo un salvoconducto a un sujeto acusado de delitos comunes, hay un extenso abanico.
Por eso tenemos curiosas reacciones en las calles o carreteras de nuestro país; ahí están, para citar algunos ejemplos, los comerciantes que en Sacaba se oponen a que les mejoren el mercado; los usufructuarios de los caminos que quieren que la administración pública les construya carreteras para sus negocios privados o el alcalde del Cercado cochabambino que se concede a sí mismo y algunos de sus funcionarios privilegios anticonstitucionales, ilegales inmorales.
Falta de sentido común es la constante. Cualquiera diría que es fruto del ambiente pero más que eso es ausencia de preparación, ignorancia voluntariamente aceptada, alienación al sistema de corrupción e impunidad que gobierna el planeta porque, por donde se mire, salta el pus: en los superestados que se manejan y construyen por diversos motivos como los deportes o las excusas que las potencias materialistas imponen para invadir impunemente cualquier país del mundo que contenga recursos naturales para sus alforjas o medios para su logística.
La civilización misma, si la miramos sin anteojeras, es parte de la pérdida del sentido común, porque habiendo tanta tierra en el mundo, preferimos encerrarnos en chuchitriles contaminados por todos lados y amenazados por gil y mil.
La única manera de salir de este ambiente de irracionalidad es promoviendo nuevas ideas; no las que ya se dieron y fracasaron sino buscando otras opciones o emulando otras sociedades que, "científicamente" se probaron como "barbaras" o "salvajes".
Y ahí, en la historia, están muchas que corresponden más a la perspectiva "oriental" que occidental y, entre ellas, las andinas. Lo malo es que el tiempo pasa y no hay perspectivas ciertas de recuperar el sentido común y, por el contrario, se agudiza la irracionalidad. Y el tiempo apremia.
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