jueves, 5 de julio de 2012

BASES MILITARES

Hace unos días comentábamos que el decadente imperio norteamericano se estaba reacomodando en la América Latina, lo que incluía no sólo golpes de Estado, sabotaje, separatismos, sino también bases militares. La noticia del "pedido" de un parlamentario paraguayo para que los yankis construyan o repongan una base militar en la frontera con Bolivia, no es pues ninguna novedad y, por el contrario, viene a confirmar todo lo que decíamos.
Aquí ya no se trata de estar contra gobiernos "populistas", "izquierdistas" o lo que fuera; de lo que se trata es de mantener esa hegemonía que ha hecho posible el crecimiento del Norte, en detrimento del Sur. Por lo tanto, no hay que dejarse llevar por las etiquetas sino por la conducta que implica el colonialismo, la hipocresía, la politiquería; porque eso es lo que hemos sufrido no únicamente dentro de nuestros propios territorios sino también bajo el sistema de dependencia-corrupción-impunidad, implantado después de la segunda guerra mundial y la pendulación entre regímenes de izquierda y derecha, aunque, al final, todo era lo mismo como nos demostraría la caída del muro de Berlín o la denominada "cortina de hierro".
Consiguientemente, hay que hacer un frente común contra la intromisión subdesarrollista que amenaza reimplatarse en nuestras naciones y diseñar planes para intentar programas propios, auténticos, lejos de la sofistica economía de mercado que manipula la especulación del gobierno encubierto del mundo.
La amenaza de las bases militares hay que tomarla desde varios puntos de vista; desde el amago de intervención armada, hasta el crecimiento del tráfico de armas que ha sido una de las fuentes más eficientes de financiamiento del imperio sin tener que gastar mucho, pasando por el narcotráfico, el sabotaje de nuestras instituciones, la manipulación de los partidos, el espionaje a todo nivel y la vergonzosa alienación de algunos de nuestros connacionales a esas políticas infames.
A estos despropósitos, infelizmente, no podemos reaccionar como quisiéramos porque no tenemos armas y porque la manipulación de los medios masivos de comunicación es algo que no se puede combatir en lo inmediato. Pero no podemos estar indiferentes y, cuando menos, hay que denunciarlo públicamente, por mucho que no obtengamos eco, por mucho que algunos digan que estamos viendo fantasmas, como algunos despistados de la oposición boliviana que, ante la falta de argumentos sólidos para defender la democracia, no hacen otra cosa que insultar o salir por peteneras.
Hay que defender la libertad, la soberanía, la independencia, frente a la subversión permanente, las bases militares y los felipillos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario