miércoles, 25 de julio de 2012

SIMÓN BOLÍVAR

El 24 de julio se recuerda el nacimiento del Libertador de cinco naciones; pero los homenajes no son precisamente los que se debieran hacer a esa figura a la que se destaca y encubre, según las circunstancias y conveniencias.
En la década de los sesenta, por ejemplo, del anterior siglo, quienes se decían marxistas renegaban de Bolívar, al que acusaban de salir en defensa sólo de sus propios intereses y los de la burguesía; sin proyectos reales de liberación para los latinoamericanos o venezolanos, peruanos o lo que fuere.
Después convinieron en explotar su figura para garantizarse el apoyo popular y, aunque no lo digan, se alienaron a las políticas populistas adoptadas por la derecha también o a instancias de ella. Pero en el sentimiento de los hombres, de los que están por encima de las derechas explotadoras y las izquierdas anarquizantes su recuerdo no se borrara jamás porque corresponde a la lucha de un tiempo, a las ansias recogidas también por otros próceres y a los deseos de libertad y ejercicio real de la soberanía. Por eso es que desconfiaba del Norte y de los norteamericanos y tampoco fue un "indigenista" porque comprendió muy pronto que la identidad del nuevo ser, al sur del río Bravo, no era tal sino de mestizaje racial y cultural que hacían otro ser, diferente a la concepción marxista de la época o de la expresión derechista que nos hacían pendular de acuerdo a sus intereses.
Bolívar no sólo representa las ideas libertarias de la época sino la expresión, el deseo, de nuestros pueblos de ser diferentes a los demás, tanto a los imperios europeos como a las colonias inglesas, españolas o portuguesas. Por eso es que se regocija por la creación de la "hija predilecta del Libertador", la nación que en agradecimiento adoptó su nombre; porque, en verdad, los altoperuanos representaban ya una expresión diferente no sólo en las ideas, los ideales o las doctrinas sino en su concepción del mundo en general y del universo en particular.
Y era tan diferente que tampoco sucumbieron ante las seducciones del liberalismo o el marxismo y prefirieron elaborar sus propias estrategias, aunque por ello, fueron perjudicadas tanto por la denominada izquierda como por la derecha.
Por eso es que al recordar el nacimiento del Libertador, hay que recordar también el nacimiento de una nueva concepción ideológica y política en la tierra, que no responde ni a Marx ni a Smith porque está más allá, más alto, más integralmente ligada a la integración, la paz y la concordia, que lo que cualquier concepción materialista actual nos puede sugerir.
Honor y gloria a Bolívar que, junto a Sucre, comprendió esa realidad y nos hizo libres e independientes fuera de Charcas, La Plata o Lima.

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