lunes, 7 de noviembre de 2011

"REVOLUCIONARIO DE PROFESIÓN"

La declaración de "Carlos", el terrorista más buscado en cierta época y actualmente en juicio, nos lleva a la comprobación de una sospecha que viene de lejos: La profesión de revolucionario, es decir, no la convicción, el alineamiento ideológico sino la fuente de la pitanza. Porque eso es lo que muchos han hecho a lo largo de la historia, especialmente, en nuestras tierras latinoamericanas donde el supuesto de la pendulación, obligaba a estos ·revolucionarios" a estar pendientes de qué Embajada debían esperar la subvención, los fondos, para la logística o el propio sustento.
Cuando la historia se escriba de acuerdo a lo acontecido, podremos conocer cómo algunos episodios "históricos" no fueron sino una vil disputa por los centavos; desde el financiamiento de los campos de concentración del "doble sexenio" hasta la lucha por la "jefatura" en la guerrilla que encabezara el Ché en Bolivia. Lo que nos llevará a revisar mucho y, precisamente, esto de la profesión de revolucionario a que hace mención Carlos, el venezolano, y puede que nos encontremos con que fue más la demagogia que la convicción, el bolsillo que la ideología, la subvención que el programa. Mientras tanto, han caído muchos que sí tuvieron vocación y formación ideológica, en tanto que los sobrevivientes se disputan indemnizaciones o pagos por supuestas persecuciones, torturas o daños; lo que es una pena porque no permite discernir bien quiénes fueron efectivamente combatientes y quiénes mercenarios, los que buscan simplemente un salario seguro dentro de un ambiente donde las conspiraciones empezaban y terminan en los mismos ambientes palaciegos porque allí estaba la mayor fuente del financiamiento: La Embajada; no importa cuál que para los efectos es lo mismo; si de la derecha o de la izquierda.
La declaración tiene pues sus bemoles y va a causar más de una controversia sobre la realidad misma que hizo la insurgencia de, por ejemplo, la ex URSS y su final desastroso y anunciado. Teniendo en cuenta, además, que no siempre la revolución fue una profesión en tiempos bélicos sino también "democráticos" y cómo algunas instituciones que fungen como "ente matriz", nacieron desde el poder del dinero y el oficialismo.

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