lunes, 28 de noviembre de 2011

FELIPILLOS Y MALINCHES

Un escritor y ex candidato a la presidencia de su país, dice, todo orondo y lirondo, que: "el narcotráfico es un fenómeno continental" y aunque puede uno no estar de acuerdo por una serie de elementos; no es menos cierto que puede responder también a ese espíritu de "Felipillo" o Malinche que tienen algunos latinoamericanos que prefieren lo extranjero a lo nacional, lo foráneo a lo autóctono y que siempre están prestos para denostar contra los habitantes de la América Latina, a quienes, siguiendo el prejuicio y la envidia hispánica, creen inferior y hasta bárbaro.
Porque un ligero análisis sobre el narcotráfico, sus raíces, sus beneficios y miles de tentáculos, no puede ser otro que se funda en la avaricia y el materialismo y que sus principales "arquitectos" no están ni responden a intereses ni siquiera continentales sino que residen y manejan todo desde Europa entre boato, besamanos y uso de costumbres cortesanas. El mismo hecho de que los paraísos fiscales, que es donde es más fácil lavar el dinero, respondan a intereses extracontinentales, es una comprobación de este hecho.
No nos autoinjuriemos pues y, por el contrario, reconozcamos que hasta en eso somos dependientes, colonos, explotados, subdesarrollados, por mucho que se nos tilde de todo lo que quieran los organismos internacionales destinados a controlar (etimológicamente: dirigir) las drogas del mundo de acuerdo a estrategias que no siempre coinciden con las aspiraciones y deseos de la humanidad.
Para más fuerza en el argumento, baste decir que si se quisiese realmente acabar con el negocio no habría más que eliminar el secreto bancario, es suficiente y, a la vez, muy revelador.
De otro lado, ¿hacen más daño las drogas o los felipillos?

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