martes, 22 de noviembre de 2011

ELECCIONES EN ESPAÑA

Independientemente del resultado o del "elegido", hay algunas cosas que es necesario analizar porque es un mal generalizado en las democracias llamadas pactadas o formales; pero no reales, tal y como vienen reclamando varios indignados en el mundo entero.
En primer lugar, el número de asistentes a las urnas; es algo que no se puede dejar pasar porque no es lo mismo ganar con un 40% del electorado que con 60% de los votantes, mientras un gran número se abstiene de ir a las mismas por diversas circunstancias, entre ellas, la frustración y el desencanto.
En segundo lugar, el reparto de legisladores o miembros del Parlamento que no es lo mismo que hace años porque se han introducido una serie de mecanismos, supuestamente, para favorecer a los menos representados pero que, al final, distorsiona el acto mismo de la representación pues un millón de ciudadanos puede elegir un representante, mientras puede darse que un conjunto étnico de menos de diez mil personas tenga delegación en la asamblea. No es tan simple la cuestión porque introduce, de contrabando, un importante aspecto de discriminación que, constitucionalmente, está prohibido.
En tercer lugar, la designación de los candidatos sigue siendo potestad de uno o de pocos y, consiguientemente, una imposición para los electores lo que introduce otro factor negativo dentro de un proceso que tiende a establecer un gobierno del pueblo, para el pueblo.
Estos tres factores, especialmente, están haciendo que aumente el desencanto por la democracia y crezca el número de indignados con los resultados de estos procesos que, por lo demás, se han mercantilizado tanto que han hecho de las urnas otro producto de consumo y de propaganda liberal o neoliberal y poniendo las candidaturas sólo al alcance de quienes tienen cómo agenciarse un puestito dentro de ese mercado y que, entre nosotros, se resuelve "poniendo", como se dice en la jerga politiquera o haciendo una "inversión" como cínicamente decía el Goni, para rescatar después, corrupción mediante, los dividendos del capital.

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