Ahora que algunos se llenan la boca, de uno y otro lado, al hablar de la defensa de los "indígenas", "de los tipnis" o de los "pobrecitos"; bueno es recordar lo que escribiera Carlos Medinaceli hace mucho: "El indio continúa en la bárbara situación de 'bestia de carga', en que, desde el coloniaje hasta hoy, le ha colocado una civilización superficial y vana... Pero ¿por qué íbamos a preocuparnos de remediar la miseria de la raza vencida si ello sería nuestra muerte? Porque desde el momento en que se civilice al indio -que es lo que se ha pretendido hacer- preparamos nuestra derrota: ¿a quién explotamos ya y de quién vivimos? Porque el indio significa para los bolivianos eso: el que nos sustenta y por el que vivimos. Mientras nosotros, los que nos llamamos bolivianos, pasamos la existencia ocupados en erigir y derrocar gobiernos, en bizantinas discusiones políticas, en fraguar sociedades de beneficio personal, y somos en el fondo, unos canallas que no creemos en nada y ni tenemos patria, porque carecemos de sentimiento nacional y somos una raza híbrida, dislocada, sin personalidad, el único que trabaja y obra es el indio, el indio paciente y miedoso, miserable y sufrido, el único que tiene patria y forma una raza, y cumple la función humana por excelencia: producir... ¿para qué abrirle los ojos a este niño terrible y hacer que reconozca sus derechos y nos pida cuentas? ¿Para qué darle las armas con las que recuperaría su superioridad racial sobre el mestizo y el blanco? ¿Para qué civilizarlo. Los bolivianos, en relación al indio, estamos haciendo el papel del tutor pobre y vicioso que vive a costa del pupilo rico, que no se ha dado cuenta de su fortuna, Por interés vital estamos obligados a dejar que continúe en su calidad de bestia de carga... porque si reconoce su mayoridad y nos pide cuentas, adiós chacota democrática, adiós parasitismo gubernamental, adiós bobarysmo social; adiós vida, contento y alegría...A trabajar".
Si hoy ya no se llaman indianistas aparecen como indigenistas, ecologistas, ambientalistas y otras yerbas del mismo jardín: La hipocresía y la demagogia.
Como se puede comprobar, no hay nada nuevo bajo el sol, aunque hayan pasado años y años.. Y, como dice Medinaceli: "En un país donde se miente por costumbre y se es patriota por negocio", hasta los "demócratas" no sueñan sino con tiranías.
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