Nada más actual que los sofismas y eufemismos que los politiqueros usan para engañarnos y engañarse a sí mismos; entre los primeros están eso del: "día de ...", que desde el lavado de manos hasta el del niño, no hace sino burlarse de los problemas existentes del mundo y evitar darles la solución estructural que necesitan; entre los segundos, la tendencia a llamar a los cojos, ciegos o mancos con denominaciones como discapacitado, en discapacidad, impedidos, etcétera que no mejora su situación física ni psíquica porque en nada contribuye a ello. Mientras tanto, la gente se acostumbra al comercio de esos días y a la práctica de actitudes conformistas que, a su vez, le evitan mirar la realidad como debiera ser.
Como si fuera poco, dentro de la majadería que se ha apoderado y agudiza más todavía a la politiquería actual, se pueden dar actitudes tan ridículas como eso de denunciar esto o lo otro sin más argumento que la estulticia; lo mismo se trate de las elecciones judiciales que la conducta de las personas. La estupidez está llegando a sus máximos niveles y no es que nos consolemos con que la historia de la humanidad tiene una gran parte de este componente sino que mientras más creemos que avanzamos hacia adelante lo hacemos hacia atrás.
Y así como unos creen que pueden excusarse denunciando majaderías, los otros creen que pueden postergar los graves problemas del mundo sin consecuencias para sus bolsillos. Tan majadero es creer que la situación económica del mundo se va a resolver capitalizando más a los usureros, como pretender que sin cambiar el Poder Judicial se va a luchar contra la corrupción que, precisamente, se funda en la manipulación de los magistrados y otras yerbas.
Mientras sigamos creyendo en sofismas y eufemismos, seguiremos el camino inverso de la humanidad que, hoy más que nunca, necesita más de realismo que de mentiras o maquillajes.
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