martes, 11 de octubre de 2011

DEMOCRACIA Y CONSENSO

Algunos nostálgicos de la dependencia han estado recordando por estas fechas la "recuperación" de la democracia en la década de los ochenta; pero lo que siguen escondiendo es que no fue tal sino la simple ejecución de la política norteamericana para condicionar el establecimiento del neoliberalismo y su estrella: la capitalización, que se produjo gracias al "consenso" entre las minorías de los partidos y grandes cantidades de dinero que se repartió por donde haga falta; sea entre sus propios dirigentes, entre sindicalistas, cívicos o simples agitadores a sueldo.
No hemos pues vivido ni en democracia real ni nunca hemos estado cerca siquiera del consenso, que no quiere decir conchabamiento, como nos dijeron que era, sino unanimidad; la conclusión la estamos viviendo ahora con la insurgencia de movimientos sociales que, aunque también se están distorsionando por los mismos pecados de la politiquería, no hay duda que fueron un intento por sustituir los ineficientes e inútiles partidos en que se apoyo la dependencia, con sus pilares de corrupción e impunidad.
Todavía no logramos deshacernos de la manipulación internacional y de esto la culpa la tiene también el propio pueblo que ha renunciado a la ilustración y se conforma con la distracción, con gran beneplácito de los manipuladores que si no son los partidos ya hallarán otros medios para seguir usándonos en su propio beneficio. Mientras tanto, lo malo es que la majadería se ha apoderado de los que aparecen en las pantallas de la televisión, los micrófonos de radio o las páginas de los diarios. ¡Qué asquito! ¡Qué falta de ideas y formación! ¡Qué traición a lo mismo que dicen representar!

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