miércoles, 26 de octubre de 2011

AY, LA POLITIQUERÍA

Así como decíamos que la estulticia lo peor que tiene es su capacidad de contagio, hoy lamentablemente tenemos que comprobar que la politiquería se ha inoculado entre los pocos nativos que acompañaron la manipulada marcha de "indígenas" que, presas del engaño, hicieron declarar la intangibilidad de su territorio que ahora, irresponsablemente, tratan de revertir mediante un reglamento absurdo porque, primero, no puede estar por encima de la ley y eso lo sabe cualquier aprendiz y, segundo, no se puede reglamentar una aberración que, anticonstitucionalmente, introdujo la extraterritorialidad en contra de lo mismo que se decía defender: La CPE
Este hecho es más grave que cualquier deforestación, que el establecimiento de santuarios para el narcotráfico, que la explotación ilegal de madera, que la misma inoculación de bacterias letales con la excusa de vacunas, porque se hace con el engaño, con la hipocresía, con premeditación, alevosía y ventaja como dicen los que han pasado por las aulas de Derecho, unas veces entrando y otras no.
Así es la politiquería que se trata de difundir entre los nativos de ciertas regiones que, ante el engaño, pueden ser también víctimas de mayores estafas so pretexto de esto o lo otro y no hay que olvidar, al respecto, cómo ya se han vendido algunas "tierras comunitarias" y cómo no se ha dicho nada cuando un prófugo como Sánchez de Lozada deforestó parte de la Amazonía para llevar su propio gasoducto, abusando de su condición de mandatario o cómo algunos que se decían políticos hicieron del negocio inmobiliario algo realmente asqueroso por sus connotaciones en contra de los intereses de la colectividad.
¡Qué pena por los mismos que se dice defender? ¡Qué vergüenza, una más, de la politiquería!

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