El mundo de los perros es uno más del amplio espectro de las mascotas, cuyos gastos representan el segundo en volumen en el mundo, aunque no se quiera creer; no sólo por la forma cómo se trata a los perros en nuestras calles sino también porque se los ha comprometido con la delincuencia al hacer de cancerberos a varios marginados que roban y asaltan impunemente.
Pero el trato a los canes en nuestra ciudad y provincias no es el mejor sino en contadas excepciones; los más se dejan llevar simplemente por la moda de tener perro de raza o disfrazado y se desentienden de los cuidados mínimos; por eso es que aumentan los casos de rabia que se origina en aquellos que son echados a la calle ya sea para hacer sus necesidades mínimas en parques, jardines o las aceras o para encontrar el sustento que sus amos les niegan. El caso es que la población perruna se ha convertido en un grave problema en la ciudad porque implica inseguridad y riesgo sanitario y porque nuestra gente no aprende sino la apariencia pero no los deberes. Lo mismo sucede con los perros de raza y pedigrí que los más "thampullis" de las calles y no es por culpa de ellos sino de sus dueños. Una buena política sería recoger todos los perros de las calles para que así sus propietarios aprendan que la moda o la imitación también implica deberes y que no se puede simplemente aparentar sino que hay que responder convenientemente; claro que con el permiso de los majaderos que aparecen como ambientalistas o defensores de esto o lo otro que son otra moda, al parecer bastante rentable.
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