Con el fútbol está pasando un poco lo que ocurre con la politiquería nacional; algunos piden la renuncia del actual técnico y la incorporación de otro. Pero si analizamos el problema sin anteojeras y racionalmente, veremos que si ese deporte está mal no es porque falten jugadores o técnicos sino porque está pésimamente dirigido por personas que nunca han pateado un balón y no saben sino de comercio y se amparan en unos pocos "periodistas deportivos" que están en la misma senda y nos engañan cuando quieren diciéndonos que tenemos que ponernos todos la verde, que hay que poner los huevos y ya vendrá lo demás y una serie de majaderías, igualito a lo que sucede con la denominada oposición del oficialismo politiquero.
No tenemos buen fútbol porque nuestros jugadores se inclinan más bien por el comercio que la práctica deportiva y no es porque sean así de nacimiento sino porque los condicionamientos del mercado los ha convertido en eso. Que hay que "mostrarse", que hay que ser "legionario" y otras babosadas los ha alejado de la práctica real del deporte y la sana competencia y, para peor, tienen que estar al lado de los desechos del fútbol extranjero que las ligas del exterior nos envían como salvadores en el ocaso de sus vidas.
Para salvar al fútbol hay que salvarlo de sus dirigentes, con alguna que otra excepción, y hay que rescatar el espíritu de la deportividad; sólo si actuamos así y eliminando esas "barras bravas" que también viven del comercio, podremos decir que estamos en el camino de la verdad y la certeza. Aquí no hay aparecidos, hay que sembrar buena semilla para cosechar buenos frutos, lo demás es hacer exactamente lo mismo que se hace en politiquería: denostar y creer que hacemos filosofía.
Y aquí habría que hacer lo mismo que se quiere hacer en política: recuperar la soberanía y alejarse de los trust del vil metal.
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