Lo del título es un sarcasmo en los países eufemísticamente llamados del "tercer mundo" porque hasta la tecnología es mera propaganda. Por ejemplo, hay varias empresas que ofrecen banda ancha, es decir, por encima de 600; pero las que se obtienen por las empresas dedicadas a la explotación de la tecnología no pasan de 120 y a precios altos, como se ha podido demostrar en un estudio internacional que pone a Bolivia entre los más caros del mundo.
Y, lo peor, es que no hay dónde quejarse porque una mano lava la otra y todos contentos con el sofisma de la tecnología de punta. Hoy mismo, hemos tenido "mantenimiento" que es como se llama la incapacidad tecnológica en estas latitudes y apenas si hace unos minutos volvemos a poder conectarnos con el mundo.
No hay pues por qué creer en la tecnología cuando hay tantos zánganos chupándonos la sangre por unas muestras que serían no sólo lamentables en otros países sino sancionadas por los organismos que defienden a los consumidores, que somos los que mantenemos las ganancias abundantes de los que se organizan en seudocooperativas y se vuelven ricos de la noche a la mañana.
Una muestra más de cómo el mundo hace negocio con todo, con la tecnología, con la ciencia y, especialmente, con el sofisma que nos hace creer en avances que, prácticamente, no existen sino en el esnobismo. Mejor sería regresar a prácticas antiguas y exclamar, como los miembros de cierto pueblo, que tenemos que recurrir a la telepatía porque no tenemos teléfono.
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