José Luis Sampedro le dice a José Ma. de Lera: "Independientemente de que anuncie el producto bueno o el producto malo, la publicidad tiene siempre un efecto radicalmente inmoral, que es el de indoctrinación de las mentes, el de educarnos para aceptar sumisamente, sin la menor señal de rechazo, lo que nos dice que aceptemos". Y es el análisis del poder, ¿o con jota?, de los medios que así como pueden vender un detergente, pueden también hacerlo con un presidente y se cita el ejemplo de Kennedy en EEUU porque: "el hombre queda esclavizado por la publicidad"; aunque más correctamente habría que decir por la propaganda.
Los medios, no el periodismo, se han metido pues muy profundo en nuestras vidas y, en cierto modo, nos tiranizan especialmente si la persona no está bien informada y educada, que infelizmente es el común de la gente.
Lo que está pasando en el Reino Unido con uno de sus "prestigiosos" diarios sensacionalistas, acusados de escuchas telefónicas y una serie de delitos que, más allá de la tipificación penal, van contra la fe ciudadana es apenas la punta del iceberg porque hace tiempo que la información está en pocas manos y, aparte de recibirla en forma tendenciosa, está manipulada hacia ciertos intereses que se manejan detrás de bastidores. No por nada las grandes corporaciones se han hecho de una variedad de medios, a través de los cuales dirigen la "realidad" y se prestan, en algunas naciones donde se han hecho verdaderos oligopolios, a tumbar o elevar desde presidentes hasta simples ministros o parlamentarios.
Ergo, la denominada democracia ha sido capturada por el mercado y el consumismo y es un rubro más de la manipulación y su paulatino fracaso, como se empieza a ver en todas partes, no es más que la reacción pacífica de quienes no queremos alienarnos con el materialismo, con la estulticia, con oligarquías o plutocracias carentes de toda moral y filosofía.
Todavía hay mucho que ver para destapar lo que esconde el poder de los medios y, hay que reiterarlo, no es el periodismo, esa pasión por la verdad, la información y la opinión, que cada vez está haciendo aguas en el proceloso mar de la hipocresía y la mentira cínica.
Que caiga uno de los actores de la farsa, es como pensar que el circo todo desaparezca si se pierde un títere; hay mucho que esperar aunque no con gran confianza ya que hasta en lo interno vemos la manipulación y las tendencias de los medios.
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