viernes, 22 de julio de 2011

¿ECONOMIA?

El Euro está en crisis y riesgo, lo mismo que la economía norteamericana y, por ende, el dólar. Por lo tanto, la economía mundial pende de un hilo que, hasta el momento, nadie quiere revelar en toda su magnitud.
¿Pero es la economía o la econosofistería que está en crisis? La respuesta es obvia; hace tiempo que los entendidos venían llamando la atención sobre las distorsiones que se han introducido en la administración del hogar (economía) y en la manipulación que tiene el sistema monetario internacional (econosofistería) con consecuencias que pueden ser imprevisibles para el planeta, en vista de la extrema avaricia materialista que se esconde detrás de banqueros o funcionarios internacionales que sirven el nuevo ídolo: el dinero.
¿Quiénes tienen más posibilidades de vencer esta crisis? Pues los países productores de alimentos. ¿Pero cuáles? Ahí está la incógnita ya que tanto se ha hablado del mercado internacional, de la economía de mercado y otras estulticias, que muchos se han dejado llevar por el engaño y han dejado de producir lo necesario; o sea, han abandonado el autoabastecimiento alimentario. Por eso es que la granja familiar, algo que también se ha abandonado puede ser no sólo el nuevo refugio a salvo de muchas contingencias sino también el objetivo de la rapiña de los hambrientos.
Si Europa no puede mantener el Euro, las consecuencias para el mundo pueden ser tan fatales como si EEUU no pueda reflotar su economía, herida de muerte por la competencia asiática especialmente y por la vanidad de un imperio que pensó que el materialismo bastaba para ser fuerte e impune.
Paradojas de la vida, nada raro que en un futuro cercano, sean las naciones menos desarrolladas, las del tercer mundo, las explotadas y expoliadas las que tengan más porvenir; aunque, ojo, pueden ser también los objetivos de la nueva guerra por la sobrevivencia, por sus recursos perecederos, por el agua y por la menor inestabilidad climática.
El nuevo ídolo del planeta, parece que tiene los días contados; sea por su propia estupidez o por los ciclos inexorables del universo.

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