jueves, 5 de septiembre de 2013

¿QUIÉN VIGILA AL VIGILANTE?

Lo dijo Juvenal cuando veía la corrupción de Roma y adivinaba su declinación imperial. Hoy podemos preguntarnos lo mismo cuando EEUU se lanza a una guerra de invasión en el supuesto que tiene poderes para hacerlo sobre cualquier territorio o gobierno que no responda a sus demandas inmorales.
Y no está en debate el supuesto uso de armas químicas o bacteriológicas sino la provisión y producción de las mismas y la forma cómo se usa por el imperio del mal; porque no hay que olvidar lo que sucediera con Hussein y episodios similares que, mientras era aliado, no suscitaron ninguna reacción, lo mismo que muchas acciones en diversos países donde se buscaba la caída de gobiernos o el asesinato de personas o personalidades.
Y es que cuando se yerguen vigilantes, hay que recordar a Juvenal; así se trate de espionaje cibernético, industrial o lo que fuere como cuando se trata de acceso a la información o la censura de esto o aquello. ¿Quién es el que espía o censura? ¿Quién se atribuye derechos que nadie le ha concedido?
Lo que estamos viendo o a punto de ver en nuestros televisores, no es una guerra más sino la declinación de un imperio que es el que menos ha aportado a la humanidad; porque en la vigencia de otros en la historia, al menos, hemos tenido el crecimiento o fomento de las artes que han alcanzado niveles que nunca más se alcanzaron; lo mismo que en la investigación o el saber humano. Nada de eso se ha visto en la hegemonía del dinero; ni artes, ni ciencia ni nada bueno; sólo la hipertrofia de los males que aquejaron otras sociedades que tuvieron que sucumbir por eso mismo.
No se trata pues de la tercera guerra mundial, de la cuarta o de la repetida prepotencia del vil metal sobre los derechos de los pueblos y las naciones sino de la sima misma, de la degradación total, de la caída sin pena ni gloria, de la vergüenza del planeta y, lo más triste, es que se ejecuta por las manos de quien recibiera no sólo la esperanza de millones sino hasta el premio Nobel de la paz que ha quedado totalmente desprestigiado.

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