Hace unos días hablamos sobre el "cipayum trems", que extraíamos de una caricatura de Página 12 de la Argentina, porque nos parece que esos delirios se están volviendo a dar con intensidad en momentos en que no sólo EEUU pretende invadir una nación extranjera para proteger sus intereses, como varios mandatarios lo han reconocido y proclamado, sino también porque hay una conspiración en marcha en contra de varios pueblos latinoamericanos y, lógicamente, se usa de elementos a los que les gusta ser cipayos, es decir, el servilismo a las denominadas potencias.
Si bien la actitud no es rara, hay que recordar a Malinche en México o Felipillo, en esta parte, es una pena constatar que todavía hay gente que se deja llevar por el engaño, por dos monedas, por dos segundos de fama o de estar al lado de los "poderosos". A lo largo de la historia latinoamericana, particularmente, han habido Felipillos de varias calañas, desde los que oficiaban de gobernantes pero no eran más que peleles, hasta los militares que se sometieron a las instrucciones del "comando sur" para traicionar su propia institución y su patria; y hay un abanico extenso entre ellos, donde están incluidos dirigentes sindicales, comiteistas, acérrimos de esto o lo otro que lo único que han conseguido es postergar el crecimiento de nuestras naciones y ejecutar las mañosas políticas norteamericanas para hacerse de recursos naturales avariciosamente, como se puede demostrar con el uso y abuso del "stock pile" del estaño y que sirvió para chantajear a sus propios protegidos del Palacio Quemado, en el caso boliviano.
Si hay una nueva epidemia de "cipayum trems" , hay que estar advertidos porque se pueden incluir los "perseguidos políticos", los "autonomistas", los "opositores" y una variedad de personas que al ignorar, voluntariamente o por omisión la historia del mundo y de la América Latina, se contagian del mal por el simple materialismo, por el vil metal, porque sus neuronas no funcionan.
De otro lado, hay que buscar urgentemente remedio para el mal y para consolidar esa identidad mestiza que nos caracteriza pero que no es tal según otros contagiados por el mismo virus.
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