Aunque podríamos hacer toda una especulación sobre el ciudadano y el civismo; tal vez, en contraposición del hombre del campo. Lo que queremos comentar ahora es la conducta de autoridades y pueblos en las efemérides departamentales.
Todavía se está desarrollando el desfile escolar de conmemoración y en él vimos cosas que no son para celebrar. Una de ellas, el haber convertido la ciudad en un mercado más; no por los puestos de comida o chucherías que suelen ser "tradicionales" sino porque las aceras fueron vendidas a personas que instalaron en ellas sillas y cobran por su uso de manera obligatoria y sin ninguna cortesía, ¿quién autorizó a la burocracia municipal vender la propiedad pública? ¿Qué de los derechos de los ciudadanos a transitar por aceras seguras y libres de obstáculos o pagos irregulares?
Pero no sólo eso, que es ya mucho, sino que el acto empezó con retraso y escuchamos bandas de música interpretar "La Marsellesa", cantando los alumnos de cierto establecimiento, pero no en el ritmo convencional sino en otro que parecía más una de esas distorsiones musicales como la "cumbia" tal o cual. Entre los alumnos estaban también, inconfudibles, las "waripoleras" y acompañantes con unos escotes que desafiaban toda regla, para no hablar de las faldas que hace tiempo se han convertido en cinturones ampliados. Y no es mojigatería sino que mientras peroramos sobre los derechos de la mujer, su dignidad y su respeto, nos hacemos a los ciegos cuando el comercio sexista invade hasta el buen gusto y la decencia. Y la paradoja: son los padres que contribuyen a ese sexismo exagerado.
Por lo demás, los alumnos y maestros caminaban a gusto por las calles, sin ritmo, sin marcialidad y ni siquiera respeto, se parecían más cabras montesas que bípedos educados o instruidos. Tampoco es que quisiéramos ver pasos de ganso o uniformidad total. No; pero tampoco es un paseo cualquiera y si no se quiere acatar las reglas mínimas del respeto, pues, no se asiste.
En conclusión: Hemos perdido el respeto a la historia, a la sociedad, a los hombres e, implicitamente, a la sociedad organizada o, en una extensión tal vez atrabiliaria, a la civilización. Y no incluimos en esta reflexión lo que sucede con vándalos que cerraron las válvulas del abastecimiento de agua a la ciudad, porque entra en el campo penal y es de esperar que haya alguna autoridad que actúe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario