jueves, 12 de septiembre de 2013

CONTUNDENTE... PARCIAL

Una vez más los medios de comunicación difieren completamente en la información pues mientras unos dicen que el paro de La Paz fue "contundente", otros afirman que fue "parcial"; una cuestión que se repite de acuerdo al cristal con que uno mira y las directrices que recibe.
Pero no es el único caso; ahora que Bolivia, una vez más, terminó en la última posición de la tabla que indica quienes irán al mundial de Brasil, muchos repiten lo mismo que siempre: No tenemos fútbol. Pero es que es casi imposible, en las actuales circunstancias, en tener uno de calidad y competitivo si nos atenemos a la forma en cómo se maneja esa especialidad profesional. Hace décadas que ser dirigente de algún club se ha convertido en un negocio donde no sólo se manejan dineros personales o de grupo, con total displicencia, sino que nadie controla qué se hace y cómo se hace, en un ambiente donde el profesionalismo se maneja como Estados autónomos y libres de cualquier fiscalización, sea de dinero o de la propia disciplina. Es una rama del comercio donde no tienen participación ni los deportistas ni los aficionados y que se controla por medio de camarillas con la complicidad de ciertos "periodistas" que callan cuando les conviene y hacen alharaca cuando quieren y cuando el "respaldo" se maneja comercialmente.
Hay impunidad; es cierto, como también existe dentro de cierto "sindicalismo" que repite acciones delictivas cuando le place, como en el caso del cierre violento de las válvulas del abastecimiento de agua potable a Cochabamba por cuestiones que ni siquiera viene al caso comentar por su ramplonería e ilegalidad.
En otro aspecto, el paro de La Paz, se excusó en una teórica pérdida de ingresos como efectos del censo llevado a cabo; pero lo que no se dice es cuánto de pérdida provoca la manifestación orquestada y qué programas o proyectos dejarían de hacerse si la disminución es real, porque para nadie es un secreto que nuestras burocracias comunales o departamentales se mueven sin planificación ni concierto y existen muchas de ellas que no pueden ejecutar ni lo que ya tienen.
Lo mismo pasa en las universidades que sólo excepcionalmente presentan alguna investigación o resultado que amerite seguir financiándolas tan fácilmente, sin pedir ni exigir lo que se debe solicitar en todo proceso que se precie de científico: una evaluación; con la excusa de la autonomía que se la maneja tan mal que se ha vuelto en sinónimo de feudalización partidista y de la mediocridad.

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