domingo, 29 de septiembre de 2013

LA ECONOMÍA DE GUERRA

No nos referimos a la economía que se pone en marcha cuando los vientos de guerra causan desolación sino a las armas de la especulación, el monopolio, el ocultamiento que se suelen usar para causar problemas a diferentes gobiernos o para conseguir ese "suelo arrasado" que exige la inversión extranjera manejada por las transnacionales.
En época de la extinta, felizmente, UDP, que no fue más que la tramoya que armó la embajada para imponer sus candidatos de la democracia de mercado, todo empezó con la especulación, el ocultamiento y el manejo por unos cuantos de los artículos de primera necesidad y terminó con una hiperinflación que nadie entendía no podía parar por impotencia o por compromiso. Vino entonces el "libertador económico", nos dijo: "Bolivia se nos muere" y, zácate, nos dio tal garrotazo que no entregó atados de manos y de pies al neoliberalismo y su parafernalia que hizo lo que quiso con el auxilio y ayuda de los que querían enriquecerse de la noche a la mañana, ya sea cobrando comisiones por la rifa de nuestros recursos naturales o empresas nacionales, ya sea comprando lo que podían para hacerse empresarios de la noche a la mañana.
¿Quiénes manejaron los hilos ocultos de la hiperinflación? Pues los intermediarios, tanto entre el gobierno de la Embajada y los de la "clase política", como entre los que intervienen en el negocio del sofístico mercado libre.
Hoy, las cosas empiezan a repetirse y mientras los gobernantes se encuentran disfrutando de sus cuotas de poder, su egolatría o su estulticia, hay quienes hacen subir el precio de la carne de pollo, del azúcar o del arroz y el trigo, sin que los que aparecen en los canales de televisión echando la chicha de chicherías clandestinas hagan nada; no sabemos si por ignorancia, omisión o complicidad. Y, como si fuera poco, la oligarquía del Mapocho se da modos para sabotear la nación, con las trabas que pone a la libre circulación de mercaderías que está garantizada por el Tratado al que tanto acuden como excusa o moviendo los hilos de la majadería separatista, "autonomista" o, simplemente, opositora.
Conspiran pues los unos como los otros; unos por omisión, los otros por acción.

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