Es increíble cómo los medios del consumismo nos quieren convencer que todavía hay diferencias entre los que, a sí mismos, se califican como derechistas o izquierdistas y al hacer referencia a una declaraciones del Papa donde, dizque, se pone del lado de estos o aquellos.
Pero la realidad es contundente; no sólo que ya nunca se puede saber dónde termina la derecha y empieza la izquierda, o al revés, sino que la última se ha hecho sirviente de la primera y los hechos no únicamente nos lo confirman sino que militantes "acérrimos" o "inclaudicables" han aparecido y aún aparecen en las listas de candidatos encabezadas por conocidos liberales o, peor aún, neoliberales.
En el caso de Bolivia se han cruzado "ríos de sangre", se ha aprendido a "tragar sapos" o, finalmente, el narcotráfico los ha unido; que es lo que hemos visto un tanto azorados cuando los de la "clase política" salían a tratar de justificar su "entronque" en el "árbol de las peras" o su sumisión a la Embajada, para hacer de un ex tirano presidente constitucional o viabilizar el retorno de algunos que la propia historia oficial había defenestrado. Por lo demás, los episodios de corrupción, se trate de latas de manteca o quintales de harina, mientras el pueblo sufre las restricciones en el consumo de artículos de primera necesidad, no fue inesperado cuando también se veía que el tráfico de divisas estaba formando nuevos ricos que, de acuerdo a la solicitud del "libertador económico" (roben pero den su diezmo al partido) podían financiar partidos nuevos o viejos.
En nuestro país no hay pues diferencia alguna entre derechistas o izquierdistas que son lo mismo que se denuncia en muchos grafitis y no es cuestión de estar del lado de los pervertidos o los mojigatos sino de tener una concepción real de lo que se sigue y actuar en consecuencia; que es de lo que nunca se ha caracterizado la politiquería.
Por lo demás, ¿qué nos importa que tal o cual sea de tal o cual lado? Porque la moda de seguir los usos que dicta el mercado, hace rato que se esta restringendo porque la gente tiene, pese a la manipulación de los medios, alternativas para informarse y porque la situación de crisis económica generalizada ya no permite profundizar el consumismo, que es la principal tara de esto que se llama civilización y que hace rato tiene sus agoreros que la dan por decadente o por muerta.
Derechas, izquierdas; bah.
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