La estulticia nos ha divido siempre a los humanos entre ricos y pobres, explotados y explotadores, alineados o alienados, del norte o del sur, del oriente o del occidente; pero la realidad es que el sofisma es tal que se cae ante cualquier análisis.
Por ejemplo, desde el polo norte, todo es sur. Y es tan contundente esta verdad que incluso dentro de los llamados "grandes" hay bolsones de pobreza, de miseria y no únicamente económica sino especialmente moral. Porque es tan pobre el usurero como el que duerme y come en las alcantarillas de las grandes ciudades. Muchas veces tiene más dignidad el que se muere de hambre por no tener un mendrugo para llevarse a la boca, que el que come caviar y decreta intereses exorbitantes de sus prestamismas en la banca formal o informal.
No hay pues divisiones entre los humanos; ni entre razas, pues ellas ya no existen sino que es un solo mestizaje, ni entre los gobiernos pues casi todos ellos son corruptos, decadentes y simples instrumentos y títeres del materialismo que lo mismo asoma entre quienes se llaman capitalistas como entre los que se dicen marxistas.
La única forma de establecer alguna diferencia entre los humanos sería apelando a su sabiduría; que es de lo que más carece la actual población del mundo; que tanto se vanagloria de la ciencia que es tan escasa.
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