Hay que estar en el pellejo de los griegos para saber por dónde va la zozobra respecto a las recetas del FMI que, supuestamente, van a salvar su crisis; porque no sería primera vez que el organismo internacional fracase y haga lo contrario, ha sucedido ya con, por ejemplo, la ex URSS o, más cercanamente, con Chile donde las consecuencias de ese recetismo están siendo fuertemente cuestionados en uno de sus sectores estratégicos: la educación, que hace tiempo anda de conflicto en conflicto.
Pero como lo que menos les importa a las instituciones internacionales es la suerte de los pueblos a los que dicen ayudar y sólo sacan beneficios, seguramente las recetas se impondran a sangre y fuego aunque, seguro, ya no con tanta impunidad como hasta ahora y hasta puede que la intención sea hacer fracasar el Euro, por mucho que algunos no quieran darse cuenta.
Uno de sus ex miembros y Premio Nóbel de Economía, ha advertido respecto a la idoneidad de algunos organismos internacionales para ayudar a nadie; primero, porque parece ser que no se crearon con tan pías razones; segundo, porque la improvisación da vértigo y, tercero, porque no rinden cuentas a nadie públicamente y, tal vez, sólo lo hagan a quienes los mandan en los recovecos del sectarismo y el más soez materialismo.
En todo caso, en lugar de decir: gracias, quizá los griegos y todos los habitantes del mundo digan: Sálvese quien pueda, que viene el fin. ¿No será hora de recuperar la economía en esencia, es decir, como administración del hogar? ¿Qué nos importa la macroeconomía si no tenemos microeconomía? ¿No será mejor la solidaridad a la especulación? Hay que ver lo que está pasando con algunos "países emergentes" que no se plegaron al FMI y por eso su éxito.
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