Uno de los más grandes sofismas que se maneja en el mundo, es eso de la ciencia y la tecnología y los supuestos beneficios para la población. Porque no podemos engañarnos al revelar que cualquier invento se entrega, primero, al comercio, es decir, a la especulación; entonces, es poco menos que imposible que cumpla alguna función social como se suele sofisticar.
De otro lado, hasta ahora, la ciencia no ha descubierto nada y sólo se arma alharaca alrededor de redescubrimientos o, incluso, usurpaciones por parte de quienes aparecen como autores de esto o lo otro. Además, una vez que la ciencia o la tecnología ha entrado en el círculo del comercio especulativo, puede "reservarse" para otra ocasión, en vista de las conveniencias de los comerciantes. Es lo que ha sucedido reiteradas veces, por ejemplo, con el automóvil y la sustitución de los combustibles fósiles por elementos más accesibles como el hidrógeno, que se puede extraer del agua y fue patentado al principio de la década de los sesenta.
Lo peor que tiene la humanidad actual como carga y sufrimiento es el comercio; que no sirve la función de intercambio que cumple una necesidad social sino, vulgar y estúpidamente, la especulación, el agio, la forma más vil de hacerse rico y que es el sello de quienes se dicen al mando de la humanidad, sean quienes sean.
Fácil sería hacer un recuento del uso de la ciencia y la tecnología en la actualidad; pero como no es el momento para crear grandes decepciones, sólo hay que ver lo que sucede con la industria para comprender el sofisma y la sofisticación.
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