viernes, 13 de junio de 2014

UNA VEZ MÁS: EL LENGUAJE

Ya lo hemos dicho y lo repetimos, en pleno auge de las comunicaciones y de la tecnología, nos estamos quedando más solos y menos dispuestos a comunicarnos.
Es lo que hace tiempo es una sospecha entre quienes no se dejan llevar por los sofismas y que ven que cada vez es más hondo el aislamiento de las personas, de las familias, de la sociedad. Y se puede comprobar con pequeñas observaciones.
Mire alrededor de usted en un local público y puede que se encuentre con familias que se han sentado a compartir unos platos, aunque cada quien está ocupado en su móvil, su "tablet" o lo que fuere haciendo gala de su adicción a la sofistería; pero no sólo eso, la demagogia está tergiversando la lengua y así nos están acostumbrando, verbigracia, al "feminicidio" que debiera decirse uxoricidio no sólo porque el primero no existe sino porque el asesinato del hombre a su esposa, concubina o conviviente, se define así.
Pero, es más; pregunte entre sus amigos o conocidos y pídales que definan exactamente lo que quieren decir cuando hablan de democracia o política y puede hallarse ante las versiones más curiosas como cuando escuchamos a demagogos y otros improvisados decir que eso no es democrático o que no se ha consensuado o que la violencia que ejercitan es en defensa de sus derechos. Haga lo mismo entre sus conocidos con títulos rimbombantes o los que se autotitulan de intelectuales y verá cómo y por qué los universitarios salen a las calles, ejercitan su violencia con excesos y, al final, no saben ni siquiera dónde están o qué es lo que quieren.
El lenguaje, supuestamente la diferencia fundamental entre el hombre y los animales, es cada vez más precario y discutible cuando de comunicación se trata, Y si no lo cree pregúntese o pregunte qué es "hacer el amor" y verá cuanta basura hay al respecto.
En la Biblia se habla de la Torre de Babel que puede interpretarse como el desafío del hombre al cielo y la divinidad o la simple confusión de las lenguas y, según algunos estudiosos, tuvo que venir Pentecostés para poner las cosas en su lugar y reponer el espíritu divino. ¿No será que estamos intentado una nueva Torre de Babel? Si perdemos el lenguaje es hasta lógico que perdamos nuestra capacidad de comunicación. ¿No será hora de reflexionar y dejar de pensar que no es tan grave la situación?

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