sábado, 28 de junio de 2014

FALSIFICACIONES

Hace ya bastante tiempo que empezaron a aparecer en el mercado productos falsificados en todos los rubros, desde lociones hasta jabones, ni qué decir de bebidas alcohólicas y ropa.
Algunos atribuyen esta presencia a los chinos que estarían introduciendo su mercancía especialmente por la vía del contrabando; pero no todo debe ser así, aunque alguna verdad habrá en la sospecha. El caso es que el comprador ya no puede tener la certeza, cuando va al mercado, que está comprando algo original, "de marca", como dice el sofisma, y cuándo le están dando gato por liebre. El tema es en qué medida afecta esta falsificación no sólo a los bolsillos del comprador sino y, especialmente, a su salud. Lo lamentable es que esta práctica se está extendiendo y se ha podido comprobar fehacientemente en las acciones esporádicas de la policía municipal para controlar la producción y venta de embutidos y que ha reiterado una vieja sospecha: muchos de ellos están completamente adulterados y, las más de las veces, los consumidores de salchipapas y otros consumen más almidones y hasta aserrín que carne vacuna, porcina, de gallina o de perro.
Ir al mercado se ha convertido pues en toda una odisea no únicamente por la variedad de precios que ofrecen los vendedores, muchos de ellos ilegales o especuladores, sino también porque ya no se puede saber a ciencia cierta que tal o cual marca o producto es genuino o falsificado.
Pero la falsificación no se ha reducido al mercado del abasto sino también a la democracia. Donde ya no sabemos si los que se presentan como aspirantes o representantes nacionales o locales lo son efectivamente o simples impostores que están al servicio del sectarismo; si son nacionalistas o separatistas, si son demócratas o aspirantes a tiranos. La ideología ha decaído tanto que, nada raro, que el actual sectarismo de oficialistas y opositores, aparezca como corporativismo o como profundización de la democracia; pero, en los hechos, es es más que una otra falsificación del sistema de representación y gobierno del pueblo y para el pueblo.
A tanto llega, la falsificación que también en otros ámbitos nos confunden. ¿Cuándo una cooperativa es tal y cuándo una impostura? ¿Cuándo un sindicato representa a los trabajadores y cuándo a los partidos? ¿Cuándo la educación es un simple comercio y cuándo una vocación? Y así podemos extender las interrogantes.
¿La humanidad misma es una falsificación cuando se atiende más el consumismo material que las necesidades espirituales del hombre? Vaya uno a saberlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario