A raíz de la abdicación del rey en España, no faltan los mediocres que piden que los españoles dejen de tener un régimen de monarquía constitucional y echen a la corona. Lo que importa no sólo una impertinencia pues serán los propios españoles que decidan libremente sino que es también un desconocimiento de la historia.
Como muchas veces hemos dicho, la historia no sólo está mal contada sino que la escribieron los ganadores y por eso tiene tantas vueltas. En determinado momento las monarquías han cumplido un papel que seguramente no hubieran respondido lo mismo los hombres por separado u organizados en partidos; en Grecia como en Roma o Francia hay ejemplos que no se pueden desconocer sobre las dinastías y su papel y sobre los intentos del hombre mediocre por hacerse de espacios donde sus mismas limitaciones le impiden entrar.
Hay pues en la historia un vasto campo de investigación para sacar conclusiones; pero sobre lo que deseamos incidir es sobre la casi eterna confusión entre monarquía y aristocracia.
Se dice que en la América Latina nunca hemos tenido regímenes monárquicos y es una verdad sujeta a diversas interpretaciones pues si bien los regímenes anteriores a la invasión española se caracterizan por las dinastías solares, hay que reconocer que tienen más bien más de aristocracias que teocracias.
Los casos anteriores a la conquista o, incluso, al propio Tahuantinsuyu, pueden caracterizarse por regímenes donde las minorías, cultas e instruidas, servían a las mayorías para mejorarlas y elevarles el nivel de vida y, nada raro, hayan sido las fuentes donde muchos utopistas bebieron para crear sus obras.
Hay una, especialmente, atribuida a Roger Bacon que nos habla del gobierno de los Atlantes, cuyos rastros se han perdido en el mundo y que se sospecha tenga vínculos con los tiwanakotas y los mayas, que es sorprendente en cuanto a lo que se puede considerar un gobierno socialista en manos de las aristocracias. No es la igualdad hacia abajo, que propugna la "lucha de clases", por ejemplo, sino la elevación material y espiritual de todos los seres en una igualdad que ni siquiera se percibe porque se vive cotidianamente.
A quienes quieren meterse con la corona española, solo porque ignoran la historia o piensan sectariamente, bien les haría distinguir entre lo que son o pueden ser las monarquías y las aristocracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario