domingo, 22 de junio de 2014

SOFISMAS Y SOFISMAS

Precisamente cuando más nos preciamos de la ciencia y la tecnología, uno de los sofismas más conocidos y empleados es: No está científicamente comprobado.
Ante cualquier sospecha bien fundada por la experiencia, por ejemplo la relación entre consumo de gaseosas ricas en azúcares y la diabetes o la gordura, la industria del sector siempre puede salir con el argumento que no está científicamente comprobado y hasta puede darse el lujo de auspiciar conferencias y seminarios al respecto porque siempre habrán personas que se presten al poderoso don dinero.
Vivimos tal estado de cientificismo, más que ciencia, que la adoración al nuevo tótem nos ha hecho erigir una serie de estatuas a los sofismas y eufemismos que ni siquiera reparamos en el ambiente de mentira que hemos ayudado a crear.
Otro ambiente donde se manejan más sofismas que verdades es el de la industria química, más específicamente farmacoquímica, donde de cuando en cuando se nos presentan las novedades que se harán moda en las terapias correspondientes. Vitaminas, minerales, oligoelementos y hasta antibióticos se rescatan como grandes descubrimientos para enlatarlos y venderlos como la fórmula ideal contra la vejez, la calvicie o las dismenorreas y nadie puede decir nada porque lo que diga no está científicamente comprobado; así sea el consumo de frutas y verduras frescas que son los productos que aportan las vitaminas, minerales, oligoelementos y bacteriostáticos naturales y que se pueden adquirir fácilmente en el mercado.
De otro lado, la industria de los alimentos esconde aviesamente lo que usa para vender más y mejor, pese a las listas que nos puede presentar en las etiquetas o las recomendaciones que pueden hacer en las mismas. Así que se diga que tal o cual producto está libre de conservantes, colorantes o lo que fuera, no quiere decir que no los estén usando y disimulando bajo otros rubros y llegó a tal estado el escándalo, en cierta oportunidad, que productos químicos cancerígenos evidentes y comprobados no fueron retirados de las conservas sino simplemente disimulados, sin que las instituciones científicas o de defensa del consumidor puedan decir algo al respecto pues los intereses de las grandes industrias siempre se hallan ligados a los manejos que se suelen hacer en los ambientes parlamentarios nacionales o internacionales y ahí es donde se legisla a favor o en contra, es decir, a favor de la industria y en contra del consumidor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario