Ha pasado la reunión del G77 y, como era de esperar, con más cáscaras que nueces. Y es que no acabamos de entender que en el mundo el poder está en el dinero y en el acaparamiento de la ciencia y la tecnología.
Es bueno tener la esperanza de acabar con la pobreza de nuestros pueblos hasta tal o cual año; pero no lo vamos a conseguir si no tenemos ciencia y tecnología, que son el complemento de la inversión que, muchas veces, tampoco está a nuestro alcance por una diversidad de razones que podemos analizar en otra oportunidad.
El espectáculo se ha desarrollado también como era de esperar, con danzas y música regional o folclórica y hasta con vestimentas típicas, como en un muestrario turístico que tampoco coincide ya con la realidad que vivimos y donde cada día vemos más expresiones de alienación que de autenticidad; el caso de los nombres, de la música, de los bailes, de la creciente drogadicción y venta de drogas, es imposible de entender cuando se habla de cambio, de autenticidad, de tradiciones, de costumbres.
Nuestros sueños, al parecer, discurren por eso y por teorías; pero la realidad de consumismo y materialismo es tan innegable que destruye esos ensueños y los convierte en pesadillas. Hay que estar en ciudades como El Alto o algunas del Oriente para ver cómo se pierde no ya la autenticidad sino la nacionalidad.
Por lo demás, está bien intentar soñar; pero cuando soñemos no llevemos tampoco aguas a molinos ajenos porque es una actitud contraria al propio sueño. Y es lo que generalmente pasa; si hemos estado al lado de un bando, por voluntad o por fuerza, en cuanto podemos nos cambiamos al otro pensando que lo hacemos bien, cuando lo único es que cambiamos de amo, de mandamás, de capataz.
Lo que pasa es que nos falta conocer la historia; tanto universal como nacional y local y por eso es que nuestros sueños se convierten en pesadillas o no salen del ensueño en sí. Para hacer algo estructural, hay que ser auténtico y es lo que vamos perdiendo cada vez más, llevados por el consumismo o por las teorías de los que nos ofrecen la libertad a cambio de hacerlos nuestros nuevos amos.
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