Aunque podemos hacer una larga lista de "revolucionarios" en el mundo que terminaron siendo nada más que majaderos; no podemos dejarnos llevar tampoco por aquello de mal de muchos consuelo de tontos.
Pues resulta que los paceños se vieron sorprendidos ayer cuando percibieron que el reloj del Palacio Legislativo estaba todo trastrocado. Y no es que haya sido un error sino que respondería a las teorías sobre hegemonía y otras estulticias que algunos gobernantes pretenden hacer frente.
En la revolución francesa, hubieron varios que quisieron cambiar a Dios por la razón y terminaron ellos mismos en la guillotina; algo similar ocurrió en la revolución rusa, en la mexicana y también en la boliviana, donde los "revolucionarios" se convirtieron en nada más y nada menos que "robolucionarios" conduciendo ese proceso al fracaso porque no tenía sustento ni teoría.
Bolivia es parte del planeta y del mundo, tiene firmados ciertos tratados que se ajustan a convencionalismos que se han adoptado para mejorar las relaciones internacionales y los usos más frecuentes, el de pesas y medidas es un ejemplo. Y no puede por sí y nada más que ante sí asumir cambios sobre estas conveniencias de carácter internacional; porque equilvadría también a reponer, verbigracia, el adarme o la fanegada como medidas y ya quisiéramos ver a los alcaldes haciendo frente a estas exigencias del mercado libre que, como todos sabemos, sigue tan "libre" como en cualquier gobierno liberal y sin atisbos revolucionarios; que es donde, más bien, habría que demostrar lo que se dice.
De la teoría estamos cayendo en la lucubración, en la especulación pura y simple, cosa que hay que criticar especialmente en el vice que no pierde oportunidad para demostrar que ha leído pero que no ha entendido. Tal vez por esto es que se pretende cambiar el curso de las manecillas del reloj sin darse cuenta que puede ser toda una bomba de tiempo en este período electoral.
En cuanto a la lucha contra las hegemonías o el querer hacer del sur norte; entonces, hagámonos explotadores, avariciosos, imperialistas y llevemos, una vez más, la revolución a la robolución, la teoría a la especulación, la moral a la majadería.
¿Cuánto duró el calendario de los revolucionarios franceses? ¿Acaso muchas de esas actitudes no repusieron el imperio? ¿Dónde quedó la razón? ¡Qué revolucionarios!
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