lunes, 2 de junio de 2014

LA UNIVERSIDAD Y LOS UNIVERSITARIOS

Ha cambiado casi radicalmente no sólo la calidad de la Universidad sino, peor, la de los universitarios que ya no buscan conocimiento o superación sino el cartón por el cartón.
Hasta hace varias décadas atrás, la "U" era la única opción para buscar una profesión y ampliar los conocimientos, pese a las limitaciones que siempre ha arrastrado, y los alumnos sabían que iban a ser exigidos y hasta maltratados; pero había que soportarlo. Hoy ya no; el que se inscribe cree que por ese sólo hecho debe concedérsele ya cualquier título y no le importa lo más mínimo si aprende algo o no; hasta su actitud, su comportamiento, ha variado en una suerte de subversión de la mediocridad o la oclocracia allí donde debiera primar la aristocracia que, como lo hemos repetido varias veces, no hay que confundirla con monarquía o cosa por el estilo sino con el gobierno o la presencia de los mejores.
Y estas taras, aunque no se crea, se han extendido también a la universidad privada, donde algunos creen que porque pagan debe satisfacerse hasta sus caprichos o donde esas instituciones se han convertido en simples comercios donde la calidad es lo que menos importa. Deben haber excepciones pero la experiencia nos ha mostrado esta realidad que es hasta cínica.
La tendencia "socialista" de igualar a todos por lo bajo, ha sido una suerte de constante entre los que se apoderaron de sus predios para medrar del presupuesto y del mito de la autonomía que sirve para todo; desde la autarquía administrativa hasta la defensa de la mediocridad y las consecuencias son las que estamos viendo y viviendo.
Mientras algunos catedráticos de antes no dudaban en mostrar su desacuerdo con algunas actitudes y comportamientos; hoy se ha vuelto un tabú que alguien critique el desaseo, la falta de disciplina y la imitación de modas y usos y la constante es que cada quien haga lo que le plazca so capa de derechos o de que no lo discriminen.
Pero esa molicie física y hasta sanitaria es lo menos; donde es más criticable es en la molicie intelectual que se ha apoderado de casi todos y que se extiende al uso de la tecnología que ha barrido con la necesidad del libro o del texto y hace de los trabajos prácticos o la "investigación" un mosaico de pegados y colados que, incoherentemente, se presentan con citas no tan sólo contradictorias sino hasta ridículas.
Hay que repensar la Universidad y obligar a los universitarios o aspirantes que repiensen también sus actitudes porque, de lo contrario, lo único que seguiremos haciendo es agrandar el cientificismo y decepcionar a la patria en la búsqueda de la ciencia, la tecnología y la conciencia.


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