Muchas veces seguramente nos hemos preguntado:¿No es la tecnología actual un ídolo de barro? Y aunque las respuestas pueden ser muchas, hay un dejo de incertidumbre que es difícil de sortear. Pues bien, según algunos científicos ahora que se acerca la "próxima llegada de los extraterrestres", habrían arribado a la conclusión que los mismos utilizan la "energía negra" que sería todo lo contrario de la "energía blanca" que usamos cotidianamente.
El título lo hemos tomado de una obra del Ing. Héctor Peredo P., de 1999, en que postula la utilización de la "energía negativa", que ni siquiera se ha explorado, en sustitución de la "positiva" que es la corriente actualmente. Esta su obra fue enviada tanto a bibliotecas como centros científicos así como a la NASA; con los resultados que es de esperar: silencio. Porque de lo que más adolece la "ciencia" actual es de celos y egoísmo; todo lo que no está en sus manos o que no ha salido de sus laboratorios es simple superstición; hasta que los hechos demuestran lo contrario y, entonces, se apresuran a apoderarse de las "supersticiones" y patentarlas en sus beneficio.
Mientras vivimos dos universos, el de las creencias y el de la ciencia, resulta muchas veces que el primero tiene más aciertos que el segundo; pero no cuenta con el aparato de propaganda y publicidad que maneja el otro y que, muchísimas veces, sirve más bien para perjudicar al hombre que beneficiarlo, como podemos deducir de las miles o millones de denuncias sobre manipulaciones genéticas o el uso de conservantes, colorantes y otros químicos en los embutidos y conservas que resultan más bien nocivos que beneficiosos; todo sin hablar de la industria farmacéutica donde hay más sospechas que certezas.
¿Es la tecnología un ídolo de barro? La respuesta puede ser contundente cuando vemos a tantos esclavos sujetos a su celular o abstraídos quien sabe por qué de esos artefactos y que han perdido contacto con su realidad, con su entorno y hasta con su familia. Porque basta mirar alrededor para comprobar cómo la máquina se ha adueñado de los cerebros o cómo éstos responden a la primera sin apenas protesta o apercibimiento sobre la realidad.
Vivimos pues una doble sofisticación donde el universo de las creencias se junta con el de la ciencia y hace de la especie un ente poco menos que robotizado, ni siquiera animal, que responde a reflejos condicionados lanzados desde un mercado meramente materialista que le birla y le ha birlado su mitad espiritual, por muy devoto seguidor que se crea de esta o aquella Iglesia.
La obra del Ing. Peredo más que ratificar que también nuestros compatriotas pueden acercarse a la ciencia con autenticidad y nuevas ideas, tiene el otro efecto de hacernos reflexionar sobre una "realidad" que más parece un ambiente condicionado.
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