miércoles, 5 de febrero de 2014

"SUNCHU LUMINARIA"

Se dice de una estrella fugaz, de un fuego fatuo, de algo que apenas alumbra. Y esto es lo que ha sucedido con la visita del escritor peruano Vargas Llosa a Santa Cruz; porque si alguien se beneficio del episodio no fue más que él mismo, turísticamente; aunque sus conocidas posiciones políticas neoliberales pueden resultar más bien adversas a quienes, supuestamente, patrocinaron su visita.
Seguramente que a muchas personas les gusta o no el fulano como escritor; debe haber también similar cantidad entre quienes lo consideran un político tradicional o frustrado. Y tienen que haber también a quienes les interesa un pito como tal o como cual: entre estos últimos nos contamos.
Aunque podríamos especular sobre la ineptitud de la autodenominada oposición para aprovechar, incluso, la tan propagandística llegada; lo que hay que volver a insistir es sobre la dependencia, pues no siempre se manifiesta en la abierta predisposición por tal o cual patrón o la tendencia masoquista al látigo sino también en acciones como la que recordamos.
¿Por qué traer a fulano o zutano para apoyar algo? ¿No es la afirmación de nuestro desamparo intelectual o político? ¿Qué es finalmente la libertad? Nos recuerda mucho a la época de la pendulacion entre derechistas e izquierdistas y donde, teóricamente, había que elegir entre el tío Sam o el oso de la unión soviética, sabiendo que ambas posiciones no relejaban sino dependencia y subordinación. A estas alturas sería mejor contratar empresas foráneas de propaganda, como lo hiciera el Goni, que nos ayuden a ganar en esta democracia que, fundamentalmente, se hace de mercado y por lo que, curiosamente, que venga un escritor o un científico en auxilio de cierto candidato, no pasa de ser una chiste.
¿Si dependemos de alguien somos libres? El error de los más de nuestros intelectuales ha sido la alienación, tanto en el arte como en la política o, incluso, el cientificismo; lo que no quiere decir, de ninguna manera no conocer o leer la producción de otros. Sí hay que hacerlo; pero reservándose el derecho a la crítica, al análisis o la adaptación. Pocos han sido los que han logrado sustraerse a la imitación, a la copia y han adaptado, en lugar de adoptar; podríamos citar algunos de ellos pero el lector tiene la opción de hacer su propia elección, para no agudizar la dependencia, la alienación, el enmicamiento.
Es una pena que el peruano se haya prestado al triste papel de "sunchu luminaria" y es más penoso todavía que hayan bolivianos que sigan viviendo con alma de esclavos.

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