Aunque hace ya bastante tiempo que la cuestión de la "ayuda" que se da a los países considerados subdesarrollados o dependientes, ha dejado de ser una duda para convertirse en la certidumbre que es una farsa; todavía hay personas que creen en ella y se lamentan porque se recorte.
En la "ayuda" norteamericana al "desarrollo alternativo" en Bolivia, pudimos comprobar cómo no sólo que apenas casi un 30 de los montos anunciados se gastaban en el país sino que los proyectos de sustitución de cocales costaban entre 300000 y 350000 dólares, mientras unos ecuatorianos, verbigracia, hacían lo mismo con 80000 de la misma moneda. La ayuda no estaba pues dirigida a satisfacer alguna necesidad o requerimiento de Bolivia sino a consolidar el sistema de dependencia, por medio de la presencia de agentes de inteligencia, militares, etc.
Lo mismo pasa en todo el mundo pues hasta los "caritativos" de muchas organizaciones lo primero que hacen es fijar sus salarios, de acuerdo a los patrones europeos o norteamericanos, para destinar el resto, si es que algo queda, a lo que consideran ayuda o beneficencia. Ni para qué decir que en el fato, están metidos derechistas convencidos e izquierdistas acérrimos.
No hay pues tal ayuda; es simple juego de intereses y por eso es que se amenaza con la suspención o, como lo hiciera el "libertador económico" de la "revolución nacional" en nuestro país, puede haber también la amenaza del que la recibe pues cuando la "ayuda" era floja, amagaba diciendo: "si no mandan más ayuda, los comunistas se hará cargo de este país"; aunque la realidad era que los tales estaban ya participando en cogobierno con las "banderas de abril".
También hubieron ayudas dolorosas y onerosas, como cuando a los soviéticos les enviaron, los norteamericanos, ayuda en armamentos y, al momento de completar el envío, les empaquetaban munición de para otro tipo, con lo que las armas para lo único que servían era como cualquier vulgar garrote; también existen muchos otros aspectos en sospecha como la investigación, producción y distribución de vacunas o fármacos que, en lugar de servir para contener alguna enfermedad, sirvieron para producir nuevas pestes.
Si la filantropía era para Freud una forma de sadismo; la ayuda internacional no deja de ser una canallada de la hegemonía.
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