Retorna un viejo dilema: ser libre o contentarse con la servidumbre. Porque así como algunos combatientes de la independencia americana, preferían buscar la alianza con fulano o zutano; pero no ser completamente libres, que era lo que la mayoría quería, así también hoy hay quienes buscan seguir en la "modernidad", es decir, en el servilismo, que buscar la autenticidad.
Hace algunas décadas resultaba "chic" ser anarquista o ateo. Y, en el intento, algunos fueron a recalar en las filas del marxismo o el trotskismo; después, otros se inclinaron por servir a la "socialdemocracia" o, definitivamente, al mercado y terminaron todos como neoliberales. Hoy, mientras unos quieren "descolonizarse", otros se mantienen en sus trece y permanecen en las filas de la "internacional"; pero no hay signos de autenticidad, de verdadera ansia de libertad, de total independencia.
Es algo repetido, incluso, si analizamos nuestra historia. Así como los "independentistas" eran seguidores de Rousseau o los combatientes querían que volviese el Incario, así también si analizamos los partidos del país, nos encontraremos que casi todos, a excepción de dos, quisieron plasmar en sus programas una visión distinta de ver el mundo de lo que imponía la moda o el esnobismo y, por ello mismo, fueron los más combatidos no sólo por diferentes gobiernos sino por quienes manejaban los hilos de la dependencia.
Al parecer todavía no logramos superar ese viejo dilema: O cerdo satisfecho u hombre en lucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario