viernes, 3 de mayo de 2013

LA "AYUDA"

No es primera vez que se pone en tela de juicio la cuestión de la ayuda extranjera. Es más, el problema tiene diversas aristas desde que embajadores o cónsules, exigían de las autoridades locales esto o aquello. Hay ejemplos dramáticos de lo que significó la "ayuda" en las pampas argentinas, entre los "salvajes" de nuestras selvas o en la compra o prohibición de la venta de armas.
Hace apenas unas décadas, cuando la ayuda norteamericana, no se podía cuestionar bajo pena de excomunión; nos preguntábamos cómo era posible hacer algunos emprendimientos con el triple o más del financiamiento que realmente importaba o por qué una "ayuda" que venía de 33 millones de dólares, finalmente, sólo en un tercio servía efectivamente para algún programa; lo demás se iba en sueldos y salarios de los "colaboradores". De otro lado, los funcionarios bolivianos dependientes, teóricamente, del Ministerio de Agricultura o los del Servicio de Caminos, respondían más a las órdenes de personeros de "la embajada", hasta en una forma indecorosa.
Para unos, cualquier ayuda es bienvenida; para otros, se puede sospechar de todo. La historia del mundo, nos enseña que es preferible estar entre los segundos porque la narración misma de lo que ha sido y es la deuda externa de muchas naciones del mundo, es una comprobación de cómo y para qué sirve la "ayuda" y seguirán habiendo los que se desgarren las vestiduras porque salga USAID de Bolivia porque vale más ser cerdo satisfecho que hombre desgraciado.
Como dice el viejo dicho: hay que enseñar a pescar y no dar pescado. Y a nosotros nos han dado demasiado pescado podrido.

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