Cada vez más los sectarios están torpedeando la democracia son el sofisma del "consenso". En primer lugar, hay que decir que este consentimiento unánime, es poco menos que imposible en cualquier democracia; en segundo lugar, hemos llegado a extremos como aquellos en que los contrabandistas quieren que la ley de aduanas se "consensúe" con ellos y que no está lejos que monroreros, secuestradores y asesinos pidan lo mismo para redactar el código penal; en tercer lugar, se ha distorsionado todo y es necesario redefinir muchas cosas, como que la COB, por ejemplo, decida si es partido polítiquero o sindicato; por mucho que haya estado actuando como lo primero y casi nunca como lo segundo.
Esta manipulación sofistica del consenso nos está llevando a una tiranía de minorías que no sólo son contrarias a la democracia sino una apropiación indebida de la representación colectiva, del bien común, del Estado, como se define sin distorsiones.
Alguien dijo: "Hace medio siglo, las mayorías descubrieron que su voluntad no era suficiente para construir una democracia; debían aprender a respetar las minorías. Ahora son las minorías las que deben aprender a respetar a la mayoría". Y así debe ser; pero en la confusión se cuelan incertidumbres, demagogias y bajas ambiciones, que ya la democracia está pidiendo a gritos una nueva definición y un nuevo orden, para que los demagogos no hagan liberalismo so capa de socialismo o capitalismo bajo el disfraz de recetas económicas, monetarias o fundamentalistas.
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