jueves, 16 de mayo de 2013

COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA

Alguien dijo: "Nativo de Buenos Aires y, por lo tanto, europeo apócrifo", como una manera de describir la situación de muchos latinoamericanos, desde los que se sitúan en la derecha, como entre los que se dicen de izquierda. Porque da lo mismo ser seguidor de Smith, Marx o Bakunin; no hay libertad, independencia, autenticidad.
Y ya no es raro que, como sucede ahora en nuestra patria, se junten las alimañas y hagan causa común, en contra de la soberanía, de la originalidad, de las buenas costumbres. Porque están en la misma bolsa marxistas, trotskistas, eneferistas, adenistas, movimientistas, miristas y demás yerbas que prefirieron el modelo extraño que el propio, que ven en otra parte las oportunidades que internamente no supieron y no pudieron crear. Y como si no fuera suficiente, también los oficialistas ofrecen lo mismo: alienación.
Como siempre, en medio, es el pueblo el que sufre y se perjudica; no sólo por las huelgas, los bloqueos o la violencia en general sino por la estulticia que se enarbola como pendón, por el alma de esclavo que se quiere resucitar, porque se quiere repetir el pasado, porque se repite como loro lo que otros dicen o les hacen decir.
Si bien lo más perceptible de nuestra realidad e historia es la explotación, la colonización económica; no es menos perversa la colonización ideológica, la alienación a las teorías ajenas y hasta sofísticas; la nostalgia de Paris, Nueva York o Moscú, sin haberlas visto nunca. Y así no vamos a ninguna parte.

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