viernes, 24 de mayo de 2013

IDENTIDAD Y RACISMO

¿Qué provoca el racismo? Pues la falta de identidad. Por eso es que en muchos de nuestros pueblos, cuya identidad se está haciendo, la discriminación es una práctica habitual, aunque no se la quiera admitir.
Ayer dábamos el ejemplo de una "maestra" que afirmaba que el campesino nunca se igualaría a un profesional y no sólo que develaba sus complejos sino que, además, metía a los habitantes del campo en una acción en que nada tuvieron que ver: las manifestaciones del partido de la COB. Pero así es la realidad, el primer complejo de nuestra gente es diferenciarse entre campesino y citadino, ciudadano o provinciano, autóctono o alienado. Y es algo que se arrastra desde la colonia, desde los que preferían ser "felipillos" que resistir la invasión. Claro que, en medio, hubo una fuerte mestización que se dio, como decía un mexicano, en la guerra por la sangre y en los pechos por el amor y que es indiscutible ya, aunque esa misma tendencia a construir con las partes de unos y otros una nueva identidad todavía está en proceso, precisamente, por los resabios del racismo y la intolerancia productos de la ignorancia y la falta de actualidad.
Y no se va a detener con leyes o mandamientos coercitivos sino con la educación; aunque el ejemplo de la "maestra" que aludimos, sea toda una señal de alarma para un sistema que hace tiempo que está en deuda no únicamente con la ciencia sino con la identidad, con la cultura.
Lo primero de la tolerancia, es respetar al prójimo y una sociedad basada en el individualismo, en el egoísmo, en el tener y aparentar, no es el mejor ambiente para que prospere.

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