Como en Bolivia siempre hemos carecido de una política diplomática que nos reintegre al mar, los intermediarios chilenos entre su pueblo y las potencias de turno, han mantenido tozudamente que los tratados se cumplen y, por ello, es que mantienen el enclaustramiento.
Hoy no ha sido diferente, ante la solicitud del gobierno nacional de encarar en serio la devolución de territorios y mar usurpados hace más de cien años, reiterando que defenderán con toda su fuerza su "soberanía". Otra mentira más porque fue precisamente la pérdida de ella que hizo posible la llamada guerra del Pacífico y sigue siendo así en la supuesta ejecución de una política liberal que no hay día que no se exprese en protestas; sea por los estudiantes, los trabajadores o los grupos étnicos o nacionales que viven en la marginalidad de la oligarquía mapochina.
Y es que no se trata de soberanía sino de territorio ajeno. O más bien, sí se trata de ejercer realmente la decisión final de la política interna para devolver lo usurpado y romper toda esa geopolítica que se ha mantenido desde que los ingleses le echaron el ojo a los recursos bolivianos y manipularon a su oligarquía sirviente para apoderarse de ellos y continúa en servicio actualmente en beneficio del "Tío Sam".
En cuanto al Tratado que los actuales intermediarios chilenos dicen respetar; no hay nada más que revisarlo para llegar a la conclusión irrefutable que nunca ha sido cumplido, que se miente al respecto y que, incluso, aceptando la mentira, todo los establecido entre Estados soberanos es revisable si, como dicen, quieren defender su soberanía.
Que lo hagan y, entonces, devolverán lo usurpado porque no es parte ni de su derecho ni de su legado histórico o constitucional.
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