sábado, 8 de septiembre de 2012

¿REGALOS?

Merced a la política de servilismo que algunos politiqueros montaron desde hace décadas, resulta que las obras que se realizan con el dinero de los contribuyentes, son un "regalo" de las autoridades a la efemérides departamental o al "desarrollo urbano". Como si el escarnio no fuese suficiente, también se acuñó la frase "no hay nada que festejar", cuando los regalos no eran los que la propaganda había prometido y era esgrimida por los denominados opositores.
En medio, el pueblo, ya no sabe qué hacer porque, de un lado, las obras municipales no son que las que importan estructuralmente a la región, la ciudad o el departamento y, del otro, no hay propuestas en la crítica absurda que se esgrime como contraparte.
De lo que habría que encargarse es de analizar si el sofisma de la civilización ha terminado, continúa o puede ser reemplazado porque a la gente, al parecer, le gusta ser engañada, sofisticada, estafada y así un puente semicolgante que podía sustituirse con mayor eficacia por un paso a desnivel, se convierte en "regalo" del burgomaestre de turno a la estulticia de la mayor parte de los ciudadanos que aplauden el estropicio como si fuera un acierto. De esta clase de obras, mamotretos y figuras de urbanistería, están llenas nuestras ciudades, mientras los problema básicos, de servicios esenciales, de abastecimiento de la canasta familiar, no se atienden convenientemente y se van acumulando como problemas crónicos o que hacen crisis en determinado momento, en perjuicio de la economía familiar que es la que, curiosamente, sufraga los gastos de los "regalos" que, además significan otras fuentes de entrada para los supuestos benefactores, como se ha demostrado con obras que costaron diez, veinte o cien veces más de lo normal, por la habilidad de manejar los ceros de las autoridades en función o en corrupción.
Mientras el ciudadano mismo no cambie de mentalidad seguirá la lacra de los "regalos".

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