martes, 11 de septiembre de 2012

RIDÍCULO UNIVERSAL

Independientemente de lo que hayan consentido o sido víctimas, no hay duda que el matrimonio del vicepresidente y su novia, no ha servido sino para el ridículo, de manos de unos pocos "indígenas" que nos están mostrando cuánto se puede distorsionar en cuanto a la cultura de estas tierras.
Porque, que sepamos, el matrimonio en el Incario era un asunto estrictamente civil donde no intervenía la religión y como tal, se reducía a la asignación de mujeres a los solteros, como esposas o, en ocasiones excepcionales, como concubinas. Claro que el matrimonio de la clase aristocrática no era el mismo; pero también era simplemente la entrega, por parte del pretendiente, de un vestido cargado de joyas; mientras la pretendida, a su vez, entregaba otro tejido con sus propias manos y, vestidos así y tomados de la mano, se iban a palacio; nada de ceremonias ni "ritos ancestrales", de acuerdo a lo que algunos cronistas han descubierto como, principalmente, Morúa, Cobo y otros.
La "ceremonia" no fue pues más que circo adornado, incluso, con una incongruencia del tamaño del Illimani: el "fidius uchu" (ají de fideos) que es un plato de moda actual, podríamos decir, pero que no tiene precedente alguno "ancestral".
Lo grave es que apenas es la punta del iceberg de una impostura "indígena" que es cada vez más preocupante porque puede afectar el destino mismo de la nación boliviana y que, tomándola por el lado bueno, se puede comparar con los dichos y hechos de Melgarejo y otras anécdotas de que está llena nuestra historia oficial que para nada transmite nuestra realidad pasada o presente.
Y así como se pueden falsear "ritos ancestrales", se falsean también ponchos coloridos, usos y costumbres que nunca fueron.
Ojalá alguien pare la farsa.

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