Es cada vez más controvertido, por decir algo, aquello de "prensa independiente" en que muchas veces se escudan los que atentan contra la libertad de expresión, que está resultando otro mito.
Y no es que no la haya sino que el negocio, desde los grandes empresarios, hasta los menudos comerciantes de la información, la están poniendo en la picota del escarnio. Hace ya bastante tiempo el creador de Los Tiempos de Cochabamba, Don Demetrio Canelas, se atrevió a afirmar que su diario no era independiente porque estaba ligado a la patria, la verdad y la libertad; pero que sí era imparcial.
Hoy surgen voces en todas partes que afirman que no es posible ser neutral, que lo de la libertad de expresión y de prensa hay que ponerlas en la discusión; que hay periodismo comprometido, ideológico y también vendido. Y no se está ocultando nada.
Porque cuando mejor ha funcionado la prensa, al menos en Bolivia, ha sido cuando los periodistas no eran eunucos ideológicos pero mantenían su imparcialidad al momento de tratar la información. Pero desde que muchos se han vuelto "independientes", casi todos, ha surgido el comercio más vulgar del arribismo, del oposicionismo que se usa lo mismo para acceder a la propaganda oficial que a las oficinas de la burocracia que se trate; es decir, cuanto menos libertad existe más se habla de ella y no porque alguien desde arriba pretenda restringirla sino por cuestiones de mercado.
La prensa ya no es más independiente, si es que alguna vez ha sido, aparte de las excepciones; por eso es que en la prensa internacional, por ejemplo, aparecen como aliados los gobiernos dependientes y sumisos de la ancha y larga geografía mundial cuando se habla del poder y de los que se creen que manejan los destinos del mundo o los imperios del materialismo.
La única manera de hacer prensa independiente y libre es haciendo periodismo comprometido; pero velando por la máxima de Juárez: "el respeto al derecho ajeno, es la paz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario