viernes, 7 de septiembre de 2012

EXPROPIACIONES Y REMEDIOS

En Pucarani, una comunidad del departamento de La Paz, se ha decidido expropiar todas las casas abandonadas y no habitadas de su población; porque no cumplen "función social".
Aunque la medida parece más bien demagógica, ilegal y abusiva, no hay duda que traduce algo que muchos bolivianos no sabemos expresar: el urgente retorno al campo, que es la única manera de encontrar repuestas estructurales a la crisis de la civilización y todas sus plagas.
En Bolivia existen pueblos que paulatinamente se van haciendo fantasmas, tierra que se va erosionando y geografía que se va desertizando, mientras la migración crece cada día, más que como una ilusión como un señuelo de un espejismo que luego se convierte en pesadilla; así se trate de viajar a Europa o la ciudad más próxima.
Por muchos ornamentos que se quieran poner a la migración no es más que desarraigo, al que muy pocos logran sobrevivir manteniendo no únicamente su identidad sino sus nexos y comunicaciones y se da lo mismo en el boliviano en España, que el sacaqueño en Cochabamba; mientras la nueva identidad no aparece y se escurre la ancestral.
Hace ya bastante tiempo que postulamos el retorno al campo y aunque se están dando algunos programas para reactivar el aparato productivo y de autosuficiencia alimenticia, no están siendo acompañados por otros para mantener a las familias en el agro, mejorar su condiciones de vida y hasta iniciar toda una corriente de migración contraria, es decir, de la ciudad al campo, que solucione problemas económicos, sociales y culturales de manera estructural.
Por eso es que las medidas adoptadas por los habitantes de Pucarani, más que un abuso, un exceso, hay que tomarlas como simplemente intuitivas ante una crisis profunda que nadie quiere atender por el sofismo del desarrollo, el progreso o muchas otras muletillas del materialismo. Si la amenaza de la expropiación sirve para el retorno, bienvenida sea; si esconde otros intereses, hay que condenarla y denunciarla.

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