sábado, 9 de junio de 2012

"REFUGIADOS" y "PERSEGUIDOS"

Nunca mejor ocasión para aplicar aquello de: "no son todos los que están, ni están todos los que son"; porque en cuestión de perseguidos y refugiados hay una amplia variedad. Desde aquellos que efectivamente lo son hasta los que se hacen para conseguir una visa, una recompensa económica o, finalmente, simple protagonismo.
Además, no hay que olvidar que la democracia de mercado que vivimos ha comercializado todo: desde la militancia, hasta la candidatura; ya nada depende de las ideas, los programas o las propuestas sino de la "inversión", como decía cínicamente el "Goni", la punta de lanza del neoliberalismo.
Hace un buen tiempo, se presentaron ante las autoridades algunas personas para autocalificarse de víctimas de las repetidas tiranías que vivimos los bolivianos y solicitar una "compensación" económica y lo que más llamó la atención era que, posteriormente, la lista se hizo más profusa que una guía telefónica, aunque, de acuerdo a un caricaturista nacional, en la lista debiéramos estar todos los bolivianos y no sólo los "vivos".
El tema tiene que volver a la polémica por la supuesta concesión de asilo al senador Pinto, que es acusado por una decena de delitos comunes y económicos y que se asemeja a otros "perseguidos" que prefirieron poner tierra de por medio, antes que responder por sus actos de evidente corrupción que puede que no tenga las pruebas judiciales necesarias pero que el pueblo conoce sin necesidad de tecnicismos.
Lo que pasa es que en Bolivia la administración de la justicia sólo excepcionalmente ha sido acertada y dentro del marco de la equidad; la mayor parte de las veces el "tercer poder" del Estado se ha caracterizado por ser partidista, sectario, prebendal y, por consiguiente, parte del sistema de dependencia-corrupción e impunidad y es lógico que cuando quiere hacer las cosas bien cause sospechas.
Pero para quienes han sufrido, realmente, persecución y daños por parte de regímenes tiránicos o "democráticos", instaurados en el Estado o, incluso, institucionalmente, no deja de ser una burla que se aprovechen de la ideología, de las ideas, de la libertad de pensamiento y de expresión, para hacer negocio los que sólo contribuyen a ampliar el mercado de las cosas.
Pero así están las cosas y ahora más todavía cuando vivimos todos los signos y síntomas de una decadencia de la humanidad en general que es ya imparable y, por muy cíclica que sea, lamentable y desastrosa porque trae como consecuencia confusión y caos; donde nada es posible construir.
Que la concedan el asilo al senador de la oposición, no quiere decir nada, no significa nada y en vano se pueden formar bandos alrededor de él o en contra porque nadie sabe ya dónde está la verdad y es una cuestión que no hay que achacar al presente sino más bien al pasado.

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