martes, 26 de junio de 2012

NIVELACIÓN, NIVELACIÓN...

A este grito los policías se amotinaron en Bolivia; pero para conocer mejor el problema, no el conflicto que tiene otras derivaciones, hay que decir que si se pide nivelación o mejor sueldo hay que justificarlo y no simplemente imponerlo.
Hace algunas décadas atrás, quien escribe, fue invitado a la fiesta de promoción de "nuevos policías" donde los 3 anfitriones al preguntárseles en qué sección preferirían trabajar, respondieron casi en coro: "en narcóticos"; ¿por qué? "Porque ahí está el dinero". De otro lado, los policías de tropa, no hacen ningún curso de preparación y son parte del sistema de corrupción que impera pues no únicamente que exigen su coima por el "artículo" 20 o 50, que no se refieren a ninguna disposición sino al monto de lo que la gente debe pagar con o sin razón, sino que hasta se les asigna una cuota por los de mayor rango para recaudar durante el día. Últimamente se han sucedido varios casos de corrupción que han llamado la atención y a los que se ha tratado de imponer la respectiva ley, sin muchos resultados no sólo por la "chicanería" o "incidentalismo" de los abogados defensores sino también por los efectos que estamos viendo en el "motín".
El sentido común nos dice permanentemente que es difícil asignar un salario justo cuando la situación de todo el pueblo es precaria; pero es más difícil todavía cuando se asigna ese sueldo a personas que no sólo incumplen su función sino que se han acostumbrado a las "caídas", como se denominan las "mordidas" o coimas.
Por lo demás, no teniendo preparación alguna, ¿cómo asignarles un salario justo? Tendrían que tener cursos de entrenamiento y preparación que los habiliten no sólo física sino también intelectualmente para cumplir su misión; pero, en los hechos, es una tarea de largo alcance porque habría que empezar por la completa reestructuración de la propia academia, hoy llamada pomposamente universidad, seguir con la permanente evaluación de todos sus miembros y continuar con cursos de especialización que los habiliten para cumplir mejor su papel de investigadores y de primera instancia en la aplicación de la ley. No es pues simple cuestión de sueldos.
Pero, ninguna de estas consideraciones descarta la probabilidad casi cierta de estar haciendo el papel de tontos útiles, porque ya se ha visto cómo algunos sectores intransigentes, por decir algo, se han acercado a ellos y les han expresado su "solidaridad" o figuras de la politiquería nacional han hecho lo mismo o tratan de echar sombras a la posibilidad de una subversión en proceso.
Como decíamos hace unos días, el tema policial se les puede echar encima a los propios policías porque no queda otra opción, después del "amotinamiento", que la profunda reestructuración de ese organismo que hace décadas está en la sospecha generalizada o la certidumbre ídem.

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