lunes, 25 de junio de 2012

LA SUBVERSIÓN PERMANENTE

En realidad, los latinoamericanos hace décadas que vivimos en un estado permanente de subversión, no sólo porque el fantasma de los cuartelazos no ha terminado sino porque se hace sentir donde más necesitamos: en la educación y la salud.
Y, en el primer caso, es donde tenemos una tiranía "sindicalista", al menos en Bolivia, donde no importa qué se intente que todo se destina al fracaso porque la convicción "socialista" de marxistas y trotskistas, ahoga todo intento de mejorar el sector so pretexto de estabilidad laboral de una mediocridad que realmente asusta, teniendo en cuenta las necesidades colectivas. Cualquiera diría que esta oposición permanente a mejorar el sistema educativo responde a requerimientos de la población, la cultura o la identidad; pero, en verdad, sólo es parte de toda esa manipulación que hace el capital entre sus serviles de la izquierda.
En tanto que en el sector salud, vemos un sistema donde tienen acomodo los burgueses o los aspirantes a serlo; sean de extracción o formación socialista o elitista, total, se dan modos para explotar el sector sin que, muchas veces, se perciba siquiera como tal porque la salud nunca ha sido una función del socialismo latinoamericano sino de la "meritocracia"; por eso es que no podemos encontrar muchos apellidos nativos entre los especialistas o profesionales porque difícilmente se han abierto campo.
Cuando hablamos de subversión permanente, nos referimos a esa manipulación continua de nuestras "élites" sean civiles o militares, por medio de sofismas y eufemismos que los mantienen en la ignorancia y el supuesto alza en el estatus; si antes era tal haber egresado de la "escuela de las Américas" u otra institución similar, después fue mejor ser egresado de altos estudios militares, que no se reduce a los de uniforme sino también a los civiles y, actualmente, hay otra cartilla de "méritos" que se hacen valer, aunque a través de ellos se cuelen los infiltrados.
En el caso de Bolivia sólo dos partidos no quisieron ser parte del espectáculo de títeres y, por tanto, desaparecieron: el PIR y FSB, por mucho que se hagan aparecer supuestos motivos que los descalificaban, lo cierto es que al tener una visión ideológica completa mente independiente, no entraban en el juego de la pendulación que maneja el mundo para el vil metal.
Este estado de permanente subversión está nuevamente en su apogeo si miramos lo que ocurre en varias naciones hermanas; lo mismo en Colombia y el Perú, que Bolivia, la Argentina o Venezuela, como dándonos, otra vez, la percepción que siempre es posible polarizar a la gente con el manejo adecuado de los medios de comunicación, de uno u otro sector del abanico de la politiquería.
Aunque parezca exagerado, lo que se afirma desde el gobierno actual es cierto. O, por lo menos, los antecedentes de nuestra historia subcontinental nos hacen creer que así es efectivamente.

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