La raíz del conflicto en la mina de Huanuni y también en la de Colquiri, puede reducirse a esa vieja manía de algunas personas que cuando se les la mano, quieren el codo más, como reza el dicho popular, Porque después que el Gobierno acordara una serie de ventajas para la explotación de las minas que, en cierto modo, reactivaría ese sector; ahora todos quieren ser "cooperativistas" cuando hace tiempo que la realidad ha desvelado que tales "cooperativas" no dejan de ser un cruel sustituto de las viejas empresas explotadoras porque mientras unos ganan entre 30 y 50.000 Bolivianos al mes, otros apenas si tienen el salario básico, lo que desdice el tipo de organización y revela que muchos "socialistas", educados en el marxismo y hasta en el estalinismo, dejan de ser tales cuando el vil metal se les mete en los bolsillos y entre la ceja y oreja.
Bueno fuera que el propio régimen de gobierno quitara esta suerte de subvención a la minería privada, Primero, porque no cumple una función efectivamente social o económica en bien de colectivo alguno; segundo, porque es una desviación de las verdaderas intenciones de reactivación que hace ricos a unos pocos, entre ellos a los "dirigentes cooperativistas".
Lo que pasa es que sólo excepcionalmente las cooperativas en el país son tales; las más han optado por enconder verdaderos sistemas de explotación que, tal vez,algunos creían que habían pasado y se han convertido en trampolines para nuevos ricos y se manejan hasta como dinastías personales o familiares. Un somero inventario de la situación nos sorprendería con la realidad de esas instituciones y tendría que enviar a la cárcel a muchos, por la frustración de sus "socios" y por la hipocresía con que se maneja un sistema que, hasta el momento, no ha cumplido con su filosofía.
El pésimo manejo de estas organizaciones ha llegado pues a la minería y se esconden entre "cooperativistas" los neoexplotadores, los sustitutos de los "barones del estaño", aunque es excesivo decirlo porque no tienen las miras ni las perspectivas de algunos de ellos. Hay que revisar no únicamente las concesiones mineras sino también la forma de explotación de las vetas, para no estar dando paso a un renovado neoliberalismo que, esta vez, se encarama entre el "socialismo marxista" o trotskista.
De otro modo, si hoy se arregla eventualmente el tema en Colquiri, mañana puede resurgir en Huanuni o repetirse en algún sitio de la geografía nacional, porque así como los mineros reaccionaban ante la explotación de los extranjeros pueden también reaccionar ante sus sustitutos criollos. Lo que nos lleva, una vez más, a preguntarnos:¿cuál el aporte del "socialismo", la "lucha de clases" o la izquierda a la historia nacional? ¿No será una frustración todavía más grande que la que nos ha legado la derecha? Ya habrá tiempo de hacer una evaluación de cuánto debemos y a quién.
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