sábado, 23 de junio de 2012

MOTÍN, REVUELTA, SUBVERSIÓN

Lo que está sucediendo con la tropa policial en Bolivia puede tener varias lecturas. Algunos califican la cuestión como un motín, otros como una revuelta y no hay duda que también es subversión porque está en contra de la ley, los reglamentos y hasta el sentido común.
Pero después de lo que ha sucedido en el Paraguay, donde el Presidente fue sustituido por su vice, por el que nadie votó en realidad, no sólo pone fuertes cuestionamientos a la democracia de mercado que se nos ha impuesto sino que hace demasiado sospechosas otras acciones que se están dando en la América Latina. Por eso hay que aceptar en todas sus implicaciones las declaraciones de Lugo; no se está hiriendo a un hombre, a un primer mandatario sino a la democracia y la historia, porque después de esto lo lógico es esperar nuevos "salvadores", esos tiranuelos que han asolado nuestras tierras bajo el influjo del sistema: dependencia-corrupción-impunidad y que se adivina ya por las propias acciones de los policías que no sólo que se amotinaron sino que, curiosa o coincidentemente, se encargaron de quemar los archivos de su entidad disciplinaria y de inteligencia y, también curiosamente, reciben el apoyo de la población existente entre rejas.
Sumando hechos, apoyos y hasta oportunistas como los trotskistas que siempre quieren pescar en río revuelto, el panorama hacia el futuro es de incertidumbre porque por mucho que la democracia fuera de mercado, no fuera lo que deseamos los latinoamericanos, no responda exactamente a las necesidades y aspiraciones de nuestros pueblos, era  y es mejor que cualquier tiranía porque, al menos, es un camino perfectible.
Además, hay que sumar hechos y hasta acontecimientos al parecer sin importancia porque todo nos indica que hay alguien calentando las orejas de algunos irresponsables; sean cocaleros, "cooperativistas", loteadores, sin tierra, "indígena-originarios" o simples sinvergüenzas que no entran, incluso, dentro de las contradicciones que siempre suelen darse en procesos sociales y donde es demasiado perceptible la defensa abierta que se hace de la impunidad; por medio de autoexiliados, "perseguidos políticos" o quemadores de archivos.
La democracia sí está en pleno proceso de sustitución; lo malo es que todo nos indica que retornaremos a esos ambientes de dependencia, corrupción e impunidad, que hace décadas impide nuestro crecimiento económico, social y hasta cultural.
Y ahora, ¿quién podrá defendernos? Y no es chiste porque ni oposición seria tenemos.

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