miércoles, 1 de febrero de 2012

TENDENCIAS Y TENDENCIOSOS

Hay que ser demasiado ciego para no comprobar cómo los medios de comunicación se van haciendo más tendenciosos y vulgares; desde las presentadoras que se van despojando de la ropa mientras discurren las noticias, hasta los que critican despiadadamente para hacerse notar y conseguir alguna prebenda, hay un amplio abanico. Y aunque mal de muchos es consuelo de tontos, habría que hacer algo para que esto no siga ocurriendo en nuestro país que tan precario es en materia informativa. No basta intentar más producción propia si el producto no deja de ser una imitación de la vulgaridad y la cabaretización que otros medios del exterior han adoptado como norma.
Hay una palabra clave en la decadencia y desviación de la información y que atenta mucho más que cualquier disposición legal: Vender; desde que los medios de comunicación compiten en quién vende más, todo es noche y noche obscura, como dice un poema. Y, para vender, se sacrifica la moral, la idoneidad, la ética, la responsabilidad, la doctrina implícita que debe guiar el hecho de informar, orientar y educar. Ya no importa nada sino el beneficio de la venta que, generalmente, se llevan los empresarios y no los periodistas.
Oponerse a controlar, de modo no coercitivo, que los periodistas se autoregulen o alguien lo haga, es estar ciego ante la realidad. En el caso de Bolivia, por ejemplo, se discute mucho sobre un instrumento jurídico que, al parecer, pocos conocen realmente: La Ley de Imprenta, que se la maneja a gusto y sabor de los opinantes sean críticos o defensores de algo que no tiene que ver más que con la protección del ciudadano común y no del periodista como se piensa erradamente.
Lo que nos falta es autenticidad para ser menos tendenciosos y acercarnos más a los objetivos de la comunicación en función de la sociedad, del bien común, del interés colectivo.

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